Desde el siglo VIII Al-Ándalus se convirtió en uno de los reinos más poderosos de la cuenca mediterránea. Pese a que el Imperio romano ya había desaparecido, los reinos de Europa mantuvieron y heredaron relaciones políticas y comerciales que estos habían creado y el mundo mediterráneo siguió en contacto.
Medina Azahara, la ciudad construida por el primer califa Abderramán III, fue la capital de Al-Ándalus y una de sus funciones consistió en recibir a las embajadas que buscaban estrechar lazos con este reino.
Los textos nos hablan de la llegada de embajadas procedentes de distintos reinos de Europa. Tal fue la repercusión y la fama que tuvo el califato y Medina Azahara que los representantes de los grandes gobernantes de Europa tenían que traer regalos dignos de la persona a la que acudían, el califa de Al-Ándalus. Las embajadas consiguieron acordar pactos comerciales con Al-Ándalus.
Este, al ser el único reino musulmán en Europa se convirtió en el puente que conectó el mundo del Mediterráneo Occidental y el Oriental, Europa con África.
Medina Azahara trazó una serie de lazos con el resto de los reinos y participó en el sistema de comercio e intercambio cultural que hubo en la cuenca mediterránea. Por lo tanto, forma parte de la historia de Europa y ha contribuido a crear esa rica y variada cultura que define a este continente y que debe ser motivo de celebración.
Por eso desde aquí os deseamos
un ¡feliz día de Europa!
Bibliografía
Gozalbes Cravioto, Enrique. "Algunos datos sobre el comercio entre Al-Andalus y el Norte de África en la época Omeya (I): los puertos de contacto." (1991).
Ibn Idari, al-Bayan , II, 231.