El mundo helenístico aporta la herencia cultural de nuestros patios, donde milenios de acaptación cultural y climática se resumen en estos espacios interiores urbanos.
Desde un punto de vista funcional, el patio permite regular la temperatura, al incorporar sombras, vegetación y agua, el patio adquiere las características necesarias para la habitabilidad de la casa.
La oligarquía que vive en el espacio urbano se protege mediante el volcado de la casa al patio interior, blindando su fachada exterior. El mundo helénico aporta la dimensión del patio como centro distribuidor y gineceo, donde el honor de la mujer se protege. De hecho, esta herencia cultural ha estado vigente hasta hace bien poco en nuestros días.
La expansión musulmana dota al patio de nuevas connotaciones, formas y sistemas constructivos. La base helenista, romana, nunca deja de estar presente, pero ahora barnizada por el orientalismo y la nueva ideología de origen desértico que aportan los nuevos ocupantes sirios y bereberes del siglo VIII.
El patio, denominado wast al dar (centro de la casa) es el espacio clásico polivalente de clima cálido, con el añadido individualista e introvertido que aporta la cultura islámica. La casa pues, queda oculta de cualquier mirada externa, permitiendo un desarrollo familiar intramuros. La existencia de zaguán en recodo testimonia esa protección de la hurma siempre presente.
Otra de las características heredadas desde el neolítico y fijadas por su eficiencia es la ausencia de cierre sólido entre las estancias y el patio, el uso de los espacios de transición columnados o porticados es obligado. La adaptación climática se optimiza con el acceso a un punto de agua. Las fuentes, juegos de aguas, piletas y pozos con rebosadero aportan frescor y sonido, y dotan al patio de un alto valor efectista.
El agua siempre va complementada con vegetación. Las plantas especialmente frutales u olorosas son el paralelo necesario al agua, conformando un conjunto cerrado en donde encajan perfectamente las referencias coránicas del paraíso.
Este desarrollo de los sentidos, con los patios de jardín rehundido, llega a su clímax en Medina Azahara, donde la casa de la alberca o el mismo jardín alto son referentes casi míticos en todo el orbe islámico. El jardín alto se convierte en un referente simbólico dotado con una carga icono-gráfica fuerte en donde continuamente se evoca al paraíso.. El ataurique rememora la floresta del paraíso, y todo el conjunto esta organizado con alcorques unidos entre si por juegos de agua.
Las casas domésticas, mantendrán el patio, como elemento central rodeado de habitáculos, pudiendo tener en muchos casos, solo tres o dos de sus lados construidos, y casi siempre, desconectado de la calle mediante el acceso en recodo.
Otro tipo de construcciones mantendrán los patios como centro de sus actividades, como la Madrasa (escuelas coránicas), el qars, el funduq (albergues de caravanas camelleras) o los propios patios de las mezquitas, donde los fieles podían realizar sus abluciones a la sombra de los cítricos y en el frescor de los juegos de agua.
La tradición constructiva medieval cristiana en el ámbito mediterráneo, heredará el patio de las culturas precedentes, entre otros sistemas constructivos. Esta solución tan exitosa, sufrirá las lógicas modificaciones e impronta que cada momento imprime frente al anterior.
Con el renacimiento, los patios se regularizaron. La construcción orgánica de la arquitectura tradicional, se regularizó con la planificación de los arquitectos. De hecho, fue el elemento que invariablemente mantuvo su forma espacial regular, buscando siempre la centralidad y la simetría respecto al resto del edificio.
Pero no podemos dejar de insistir en el peso enorme de la tradición que los cambios culturales solo modificaron superficialmente.
En la península ibérica, en su mayor parte, en las construcciones y sus patios, siguió primando la irregularidad, determinados por la propia irregularidad de los trazados medievales. Incluso palacios y edificios religiosos deberán adaptarse al espacio disponible.
En Andalucía nos encontraremos con esa simbiosis cultural entre la tradición musulmana, tan presente en las arquitecturas que pervivieron a la conquista, como la mudéjar , renacentista y barroca. En ocasiones se dan variables que mejoran aún más las condiciones climáticas del patio, como la cancela, aislante permeable que permite la corriente de aire pero que puede negar el acceso físico al patio.
Hoy en día, las tradiciones, no solo han dejado de tener el protagonismo de antaño, sino que son intencionadamente despreciadas y desechadas.
La permanente búsqueda de novedades y las nuevas tecnologías asociadas a la construcción, han permitido solventar muchas de las soluciones tradicionales, aunque a un excesivo costo energético y económico.
Sin embargo, muchas de éstas son contradictorias con los principios de sostenibilidad, por lo que paulatinamente la sociedad vuelve sus ojos hacia esas soluciones producto de la práctica milenaria, del error y acierto, y de la adaptación natural a las condiciones climáticas.
Luis Rey Tovar.
Arqueologo
Bibliografía
Carmen Trillo San José, "El agua en al-Andalus: teoría y aplicación según la cultura islámica".
Centro virtual Cervantes, "Orígenes y tipología del jardín islámico".
Maribel Fierro, "Madinat Al-Zahra, el paraíso y los fatimíes".
Rafael Blanco, conferencia "Los patios de Córdoba, hace mil años".